En los últimos dos años, la lucha por el curso histórico de América Latina se ha intensificado notablemente y las batallas se libran una tras otra, en múltiples arenas, tanto a escala regional, como en cada uno de los países. Es una lucha que se procesa en el contexto y como parte de un cambio de época a nivel planetario, lo que ha abierto posibilidades inéditas a las fuerzas políticas y sociales que pugnan hoy por alcanzar una vida buena, plenamente soberana, democrática y justa, que responda a la rica diversidad de sus pueblos, a su derecho a la dignidad y a la realización como tales en el continente que habitamos.
Cuatro procesos interrelacionados dan cuenta del cambio de época que estamos atravesando: la crisis de civilización, los cambios en el poder mundial y en la escena geopolítica, la rebelión global de los pueblos y el debate y práctica de nuevos horizontes civilizatorios que proponen una refundación y reformulación de la ética, la política, la economía, la sociedad y la cultura, al menos en el continente latinoamericano. Todos estos procesos, si bien traían raíces anteriores, cobraron dinamismo y vigencia particular en la última década.
Vencer la cultura del miedo y de la mercantilización de la vida - La “madre de todas las batallas” se libra a nivel de la ética y de la conciencia de todas las personas de nuestro continente. Una lucha en la que repercuten las condiciones materiales de subsistencia, la trayectoria y desempeño político, militar e ideológico de las clases dominantes y el nivel de configuración de un campo popular antisistémico.
Reconstituir y potenciar el protagonismo popular desde abajo - El factor determinante de la profundidad y perdurabilidad de los cambios políticos es el grado de constitución de los pueblos y movimientos populares en sujetos históricos; esto es en pueblos dotados de una identidad y resueltos a construir un proyecto político capaz de ganar la adhesión mayoritaria de la población. A ese respecto, la organización y movilización social presenta un escenario diferenciado en el continente.
Romper el bloqueo político y fortalecer el uso contrahegemónico del estado - Cuando termine 2012, América Latina habrá concluido un “rally electoral” que partió en 2009 y a lo largo del cual, la totalidad de sus países –excluyendo Paraguay e incluyendo a Haití- habrá celebrado elecciones presidenciales. Las 17 elecciones presidenciales que han tenido lugar dentro de este lapso, arrojaron los siguientes resultados: en América del Sur tuvieron lugar nueve comicios presidenciales, con una clara tendencia a la continuidad y a favor de las opciones “progresistas” o “bolivarianas”, que triunfaron en siete ocasiones. En cambio, en México y América Central prevaleció la tendencia a la alternancia, y en seis de las ocho elecciones resultaron vencedoras las tendencias de centroderecha o derecha
Avanzar en la integración soberana del continente y en la integración desde los pueblos - La constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) a partir de su I Cumbre en Caracas, en diciembre de 2011 supuso un hito en dirección a imprimirle un carácter político y soberano a este proceso, subordinando la óptica comercial y financiera y contrastando con los esquemas de integración que se plantean bajo la égida del capital transnacional y de los imperialismos extracontinentales.