Usted está aquí

La constitución de una comunidad mundial mediante un nuevo órden jurídico. "La fuerza imaginante del derecho" según Mireille Delmas-Marty.

Fecha de creación

Lunes, Octubre 19, 2009 - 15:44


La internacionalización del derecho es irreversible y para evitar el riesgo de una mundialización hegemónica de los sistemas jurídicos en el que el más fuerte se imponga al más débil, es necesario promocionar el derecho comparativo, y aplicarlo, más allá de los estados, al derecho internacional. La jurista Mireille Delmas-Marty nos explica en esta entrevista por qué el orden jurídico mundial emergente debe ser plural, y como esto ha de servir para garantizar la paz y el desarrollo sostenible a escala planetaria.

Los procesos de internacionalización son producto de la necesidad de los diferentes sistemas jurídicos de adaptarse a las incertidumbres crecientes del contexto mundial. Estos procesos afectan todos los campos del derecho y pueden definirse según su intensidad entre procesos de cooperación, de armonización o de unificación. La cooperación es el diálogo o multiplicación de intercambios horizontal entre sistemas jurídicos de igual categoría jerárquica. La armonización es la aplicación de principios impuestos a los estados que aceptan normas supranacionales, sin renunciar al carácter específico de su propia cultura jurídica. Para acabar la unificación es la fusión de los sistemas: se trata de un proceso útil en ciertos dominios como la noción de crimen contra la humanidad, que viene definida por la Corte Penal Internacional.

El resultado de la multiplicación de estos procesos es la aparición de sistemas jurídicos complejos, evolutivos, interactivos y altamente inestables. Esta transformación puede acontecer de forma hegemónica (el sistema de derecho más poderoso se extiende en detrimento de los otros) o de forma plural. Para que esta segunda forma plural se extienda y como medida para impedir cualquier tipo de hegemonismo jurídico, hace falta, desde el ámbito teórico, introducir el enfoque comparativo en el estudio del derecho internacional y transnacional, para trabajar desde la diversidad de todos los sistemas de derecho nacionales existentes.

Así, según Mireille Delmas-Marty, el camino a seguir es el de un "pluralismo ordenado" que ofrezca un equilibrio entre la fragmentación jurídica actual y una hipotética uniformización global, y que contiene la pluralidad de procesos mencionados. Otro aspecto a tener en cuenta es que hace falta aceptar la diferente velocidad de adaptación o policronía: esta puede producirse entre Estados que, por ejemplo en Europa, adoptan ciertas leyes en primer lugar mientras esperan que otros lo hagan más tarde. Pero otro tipo de desajuste temporal puede darse entre, por un lado, los avances en acuerdos internacionales para fortalecer la cooperación comercial y, por otro lado, la falta de avance en materia de acuerdos por los derechos humanos.

La jurista presenta su punto de vista ante diversas problemáticas relacionadas con la mundialización de los sistemas jurídicos. Entre ellas los límites de la legitimidad de las ONG internacionales como defensores del interés general, en ausencia de un verdadero sistema democrático; El papel de los científicos y el problema de la democratización del saber; La conceptualización jurídica de la relación y la responsabilidad de la humanidad respecto a la naturaleza; o la necesidad de un humanismo de raíz multicultural, que haga frente a una cierta "sociedad del miedo" posterior al 11 de septiembre de 2001.

Mireille Delmas-Marty expone la metáfora de la fuerza imaginante del derecho. Así, afirma: "¿por qué además hacen falta las fuerzas imaginantes? precisamente, para permitir a los sistemas jurídicos adaptarse a las fuerzas sociales que los perturban. Para que el derecho se adapte a estas perturbaciones, un jurista necesita nuevos principios (el principio de precaución surgió a medida que los riesgos eran progresivamente más graves y peligrosos de lo que se esperaba); nuevas categorías (como el espacio normativo, o las velocidades de transformación); y también nuevas metáforas porque la doctrina clásica privilegia las metáforas estáticas, como la pirámide de órdenes, los pilares, los zócalos, los fundamentos y las fundaciones, cuando el derecho debería ser a la vez interactivo y evolutivo. Un poco para provocar, evoqué la idea de "nubes ordenadas". Lo importante en la búsqueda de respuestas apropiadas a las corrientes que transforman los sistemas jurídicos, es poder ampliar el imaginario jurídico. Y aunque la imaginación no conoce límites, adquiere fuerza en sí misma pues es capaz de generar reconocimiento..."


Attached files pdf_573_Delmas-Marty_-_Humanisme_et_mondialisation-2.pdf ( B)