Por Yahia Said
Un movimiento israelí-palestino por la paz de tipo nuevo está surgiendo alrededor de la plataforma de dos estados y del derecho de los israelíes y los palestinos a vivir en dignidad y seguridad. Unos individuos valientes están intentando romper el ciclo de miedo, humillación e incitación y están movilizando a gente del otro lado. Tienen la firme voluntad de llenar el vacío de dirección dejada por los políticos. Su objetivo es arrebatar la agenda política de las manos de extremistas y empoderar a las mayorías en ambas sociedades que quieren paz. A diferencia de los anteriores movimientos de paz en la región, ambos lados están conscientes que se necesitan mutuamente para abrir un espacio político; los dos necesitan poder mostrar que es posible construir una cooperación de la sociedad civil y que hay alternativas al extremismo.
Un análisis de la política interior de ambos lados es esencial para entender la intensificación del conflicto en los últimos dos años. La violencia disimula la realidad que hay igual de palestinos e israelíes que apoyan la paz en base a un compromiso mutuo que los que autorizan la violencia. El problema es que los políticos en ambos lados no han logrado proporcionar la dirección necesaria para transformar el anhelo por la paz en programa político. En cambio, han permitido a extremistas mesiánicos secuestrar la agenda política y empujar a ambas sociedades a seguir la guerra.
La comunidad internacional, incluso gobiernos exteriores e instituciones internacionales así como la sociedad civil, llevan su parte de responsabilidad por la situación actual. La disputa central de este documento es que cualquier estrategia internacional para encontrar un arreglo justo y durable a este conflicto tiene que esforzarse, como punto de partida, a apoyar, legitimar y tomar consejo del movimiento de paz israelí-palestino emergente.
Fuente: Centre for the Study of Global Governance
_ http://www.lse.ac.uk/Depts/global/
Por Yahia Said