La experiencia de más de cinco años de convergencias mundiales de resistencia al neoliberalismo ha permitido crear una nueva conciencia colectiva. Los Foros Sociales Mundiales, temáticos, continentales y nacionales y la Asamblea de los movimientos sociales fueron los principales artífices de esa conciencia. Reunidos en Bamako el 18 de enero de 2006, víspera de la apertura del foro mundial policéntrico, los participantes de esa jornada -dedicada al 50mo aniversario de Bandung- expresaron su preocupación por definir otros objetivos del desarrollo, crear un equilibrio de las sociedades que termine con la explotación de clase, género, raza y casta y trazar el camino para una nueva relación de fuerzas entre el Norte y el Sur.
El Llamamiento de Bamako desea contribuir al surgimiento de un nuevo sujeto popular histórico y a consolidar los logros obtenidos en estos encuentros: el principio del derecho a la vida para todos; las grandes orientaciones para una convivencia pacífica, con justicia y diversidad; los medios para estos objetivos en el plano local y a escala de toda la humanidad.
Para que nazca un sujeto histórico –popular, plural y multipolar- hay que definir y promover alternativas capaces de movilizar fuerzas sociales y políticas. El objetivo es la transformación radical del sistema capitalista. Su destrucción del planeta y de millones de seres humanos, la cultura individualista de consumo que lo acompaña y su imposición por parte de las fuerzas imperialistas ya no son aceptables, pues lo que está ahora en juego es la vida misma de la humanidad. Las alternativas deben apoyarse en la larga tradición de las resistencias populares y tomar en cuenta también los pequeños avances indispensables para la vida cotidiana de las víctimas.
El Llamamiento de Bamako, construido en torno a grandes temas discutidos en comisiones, afirma la voluntad de:
(i) construir el internacionalismo de los pueblos del Sur y del Norte frente a los estragos generados por la dictadura de los mercados financieros y por el despliegue global incontrolado de las empresas transnacionales;
(ii) construir la solidaridad de los pueblos de Asia, África, Europa y América frente a los desafíos del desarrollo en el siglo XXI;
(iii) construir un consenso político, económico y cultural alternativo a la mundialización neoliberal y militarizada y a la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados.